La columna vertebral es una estructura extremadamente compleja, que funciona de una forma armónica, interrelacionada, como si fuera una única unidad, aunque está constituida por 26 estructuras óseas.

Probablemente el diseño del ser humano, como el de otros mamíferos cuadrúpedos, fue a cuatro patas. En esa postura las fuerzas y equilibrios entre cada pieza y la siguiente generan muy poca tensión y escasa diferencia de presión entre cada parte.

El hecho de adoptar la postura de bipedestación genera un cambio irreversible en las relaciones funcionales y de fuerzas de las vértebras y también, según muchas teorías, en el desarrollo de la habilidad manual y del cerebro humano, liberados ambos de la función de deambulación que tienen los miembros anteriores en los cuadrúpedos.
La columna vertebral tiene una serie de curvas en sentido anteroposterior aunque su eje medial es una línea recta y central en esa misma proyección.
Cuando se producen desviaciones, desalineando las vértebras, las denominamos escoliosis.

La escoliosis es una curvatura pronunciada de la columna vertebral en el eje anteroposterior, y aunque esta es la principal característica, siempre se produce una torsión compensatoria de la misma, dando lugar a fenómenos anatómico funcionales casi imposibles.
Aunque existen multitud de factores causales la gran mayoría son de etiología idiopática, no tenemos una causa completamente clara, encontrándose factores neuro-musculares y enfermedades como alteraciones musculares, espina bífida, incluso traumatismos entre sus elementos causales.

Normalmente debuta en la infancia y adolescencia, encontrándose una progresiva incurvación que puede dar lugar a un desequilibrio progresivo, muchas veces fácil de detectar en una simple exploración física, siguiendo al paciente una flexo extensión de la columna hacia delante, apareciendo una prominencia descentrada que puede orientar hacia el diagnóstico de escoliosis.
Es el llamado signo de Adams que deja en evidencia una curvatura unilateral a la flexión anterior.


Una vez diagnosticada, se puede definir severidad empleando el método de Cobb que mide los ángulos formados en el inicio y final de la curvatura y que nos orienta sobre su severidad. Si es menor de 10º es leve; si es mayor de 40º es severa.

Definir el diagnóstico, la fisioterapia activa y pasiva y además el uso de corsé o la realización de cirugías compensatorias como artrodesis son las técnicas más empleadas.

Estas curvas peligrosas como las de algunas carreteras, cascadas o incluso los planos de algunas ciudades, se pueden minimizar incluso reducir, pero es realmente complejo revertirlas por completo, por lo que se hace necesario una actitud de permanente autocuidado que debe acompañar a estos pacientes en sus actitudes posturales, en la ergonomía y sus actividades el resto de sus vidas.


Nuestra medicina no es perfecta, en muchos casos tenemos que conformarnos con entender las causas, los factores agravantes y las medidas paliativas para atender patologías crónicas, lo que genera enorme desazón en pacientes y familiares, y también en los médicos.

El conocimiento reduce la ansiedad y en muchos casos es terapéutico, y desgraciadamente sólo alivia, pero no resuelve ¡Hay que seguir investigando!