El término Kairós (del griego καιρός), que proviene de la filosofía griega, hace referencia a la cualidad tiempo, a la realización de lo correcto en el momento oportuno.

No representa exactamente el tiempo numérico sino, más bien, a la intangible cualidad que supone el don de la oportunidad. Se dice “más vale llegar a tiempo que rondar un año”.
Este término proviene de la mitología griega, donde Kairós era el dios del clima y las estaciones. Se consideraba hijo menor de Zeus, padre de los dioses y de Tique (diosa de la suerte o la fortuna). Además, era nieto de Cronos, al que no conocía cuando éste reinaba. Por lo tanto, él era el heredero del tiempo. Se dice que Kairós era un dios que se pintaba calvo con un mechón de pelo y con unas alas y una balanza desequilibrada, no tenía una gran relevancia en el contexto de la mitología griega clásica.

Hacer lo correcto en el momento preciso es una virtud. Hay personas que están dotados de ese don de la oportunidad, pero en muchos casos esta cualidad se puede desarrollar y potenciar, por ello, sea en la vida normal o en el ámbito de la salud y de la atención crítica, es imprescindible el entrenamiento.

El entrenamiento, el ensayo, consiste en la repetición de comportamientos o actitudes estereotipados con un objetivo preciso: mejorar el rendimiento, acortar los tiempos, optimizar los resultados.
Se ha desarrollado una amplia doctrina en muchos ámbitos del conocimiento y la sociedad para mejorar la respuesta frente a situaciones infrecuentes, imprevistas o cargadas de enormes consecuencias, muchas veces irreversibles. Hablamos de las situaciones de emergencia. Hablamos de los simulacros en situaciones críticas, accidentes, incendios o tambiénn emergencias sanitarias.

Los escenarios simulados permiten abordar problemas reales disminuyendo drásticamente el nivel de riesgo que se asume por parte de los afectados. Si hablamos de simuladores de vuelo o de conducción permiten reproducir carreteras, condiciones meteorológicas, nivel de tráfico que puede hacer compleja una situación normal, incluso abocarla a un desenlace fatal.

Esta es la clave en la reanimación cardiopulmonar: la situación de emergencia requiere una respuesta inmediata en tiempo y forma y, para poder realizarlo, necesitamos un adiestramiento específico. Dar la respuesta correcta genera beneficio, pero si la respuesta es incorrecta los resultados son fatalmente irreversibles.
Las experiencias aeronáuticas han cambiado radicalmente nuestra actividad diaria, con sistemáticas como el check-list o los análisis debriefing de las incidencias, para encontrar la razón de la crisis.
La repetición tutorizada, la recreación de escenarios complejos de crisis de salud, permiten afrontar las situaciones de gravedad con un automatismo entrenado, no solo desde el punto de vista de las maniobras correctas o los medios técnicos, sino también el manejo de las situaciones de comunicación, relación, trabajo en equipo o liderazgo que matizan nuestra respuesta técnica. Las han dado en llamar habilidades no técnicas, tan importantes o más que las técnicas en muchas circunstancias. Todos hemos presenciado situaciones en las que personas con enorme competencia profesional, se aturrullan o se derrumban por el impacto emocional o la urgencia o severidad del problema analizado.

Como ya he comentado, muchas habilidades o condiciones son innatas, pero muchas otras pueden desarrollarse o aumentarse con el entrenamiento casi como un reflejo condicionado. Muchas actividades de nuestra vida las realizamos de forma casi automática en el día a día: desde lavarnos los dientes a estacionar un vehículo, pero lo que sucede es que tenemos interiorizado un método de respuesta o funcionamiento que no necesitamos pensar completamente.

En esto consisten los protocolos y algoritmos, itinerarios de respuesta con un árbol de decisión estipulado que, conociéndolo, casi nos lleva a una única dirección, como si transitáramos por la vía de un tren.
Es imprescindible la reflexión pero, para poder pensar necesitamos ganar el tiempo de vida de la víctima, realizando maniobras estereotipadas de resucitación, compresiones de alta calidad y ventilaciones, a ritmo, intensidad y localización correctas (30/2) centro del tórax.

Urge pedir y utilizar un desfibrilador eléctrico para revertir un ritmo adverso y apoyar nuestra reanimación. Cada minuto de demora reduce la supervivencia un 10%, es necesario acelerar la disponibilidad de desfibrilador, colocarlo precozmente y usarlo lo antes posible.
Si conocemos los ritmos conviene utilizarlo si es necesario (TV SIN PULSO o FV). Si no los conocemos, basta actuar cuando el aparato nos lo indique.

El kairós de esas vidas somos nosotros, cualquiera que pase por delante como “actor protagonista”, cualquiera que sepa el procedimiento del equipo de RCP, porque “el que salva una vida, salva al mundo entero” decía La Torá, el libro sagrado de los judíos, y bien vale esa vida el enorme esfuerzo de formación que precisa concienciar a la sociedad y a los profesionales.
Muy interesante. El mensaje que me llevo: «hacer lo correcto en el momento preciso».
Ello requiere un adiestramiento previo, un entrenamiento específico.
En una situación de energencia como un paro cardíaco, estar entrenado en Reanimación cardiopulomonar, puede salvar una vida, por ende la de una familia.
Mil gracias por el artículo, la información.
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