Muchas veces, cuando visitamos como turistas espacios como playas, ciudades o recintos ajardinados, y los encontramos en perfecto orden, con absoluta limpieza, podemos tener la tentación de pensar que ese orden y limpieza no necesitan esfuerzo.

Cuando vemos y escuchamos el funcionamiento de máquinas sofisticadas como las de los automóviles o los relojes, podríamos pensar que el uso no genera desgaste y que el tiempo o el medio ambiente no los ensucian, ni alteran sus mecanismos.


Solo cuando dedicamos un poquito de atención y de tiempo, encontramos que existen abnegados trabajadores responsables de la limpieza, del mantenimiento, del orden; que barren, riegan, engrasan…para que todo esté en perfecto estado de revisión cuando lleguen los nuevos usuarios o visitantes.

Esta labor, un tanto desconocida, la realiza en el conjunto del organismo, el sistema linfático, verdadero circuito de fontanería, que en muchos casos recoge y depura residuos inflamatorios a través de unos conductos o vasos desconocidos, denominados sistema linfático.

Durante décadas, hemos pensado que el sistema nervioso no disponía de este mecanismo y esto podía explicar algunos de sus trastornos. Sin embargo, hoy sabemos que existe un sistema específico denominado sistema glinfático constituido por las áreas circundantes a las arterias, venas y vasos linfáticos próximos a las membranas meninges, y que son encargados de depurar los espacios intersticiales cerebrales.
Este sistema, como los otros que hemos comentado, no funciona de forma continua, sino que se activa durante el sueño, y en concreto, durante las fases de sueño lento y, ocasionalmente, con el ejercicio físico, sufriendo un deterioro progresivo con la edad.
El funcionamiento y, también, el mal funcionamiento de este sistema puede ser decisivo para explicar algunas enfermedades neurodegenerativas, desmielinizantes o cuadros de dolor de cabeza.

En el año 2013 (después del fallido Holocausto Maya), la neurocientífica Maiken Nedergaard y sus colaboradores describieron un sistema de transporte y recogida de fluidos al que denominaron “sistema glinfático”, denominado así por su relación con los líquidos de las células gliales, que recogerían sustancias de desecho, como las desgraciadamente famosas proteínas Tau o Beta-amiloide.
Este sistema tendría una conexión con el sistema linfático, llevando esos desechos a la gran central de depuración del organismo, que es el hígado.

El hecho de que este sistema funcione predominantemente durante el sueño, explicaría en gran medida, cómo los trastornos del sueño pueden ser causa o efecto de esas enfermedades neurodegenerativas, por lo que un sueño suficiente sería imprescindible para la correcta salud cerebral.
Durante años se creía que el líquido cefalorraquídeo que rodea al sistema nervioso era el responsable de la recogida y depuración de los productos disueltos alrededor de las células, y que posteriormente se evacuaría a la circulación sanguínea desde la membrana aracnoides y los senos venenosos.
Esta hipótesis se desechó por la gran distancia anatómica que hay entre ambas estructuras y lo complejo de la depuración de macroproteínas como la albúmina, que pueden precisar decenas de horas para evacuarse del sistema nervioso usando solo una filtración a través de una membrana y las presiones osmóticas.

Entonces ¿qué sentido tiene este sistema? y ¿de qué manera podemos ayudarle para que su funcionamiento sea el más adecuado?
La primera pregunta cada vez está más clara: un sistema de depuración y de recogida de residuos en un espacio tan delicado como el sistema nervioso, no solo es muy conveniente, sino que es imprescindible para la salud y nos ayuda a entender muchas de las patologías que actualmente nos preocupan por su creciente prevalencia, como las enfermedades degenerativas del sistema nervioso y el Alzheimer.
La segunda pregunta, una vez más, tiene que ver con el estilo de vida y entronca con las recomendaciones y hábitos que venimos defendiendo desde este foro y desde muchos otros, y que hablan de la alimentación, la actividad física y también el descanso.

Durante el sueño, el cerebro sigue en funcionamiento, pero en un proceso distinto, facilitando, igual que comentábamos a propósito de las instalaciones urbanas o los jardines, un mantenimiento que es imprescindible para el desempeño durante la vigilia.
Como se suele decir “no es más limpio, el que más limpia, sino el que menos ensucia”, y en ese sentido, evitar sustancias o hábitos tóxicos, facilita todos estos procesos.

Probablemente en el futuro podríamos confirmar que algunos pensamientos o maneras de pensar puedan ser también nocivos, no solo el estrés, sino la reverberación o rumiación del pensamiento pueda ser perjudicial para el funcionamiento de nuestro cerebro, y que la meditación, el mindfulness o solo los pensamientos positivos, sean beneficiosos, pero esto requiere aún mucha investigación.
