A veces, la única manera de entender nuestra cultura es mirar hacia atrás. Nuestro pensamiento, nuestra organización, nuestras herramientas y, desde luego, nuestro lenguaje están diseñados y desarrollados desde un entorno cultural y unas creencias.

Venimos aceptando y reconociendo lo que es igual a nosotros como propio, y poniendo todo tipo de trabas y dificultades, a lo que es distinto. Por eso nos sorprende cuando otros, aparentemente iguales a nosotros, tienen un funcionamiento diferente y atípico.

Este es el caso de las personas que utilizan, de forma preferente, la mano izquierda, los zurdos, definidos con un tono un tanto peyorativo y excluyente como siniestros, y es que el lenguaje, además de transmitir el conocimiento, es capaz de generar matices o prejuicios, convirtiendo en sinónimos a lo recto y derecho, en contraposición a lo incorrecto y torcido.

Contraponiendo lo diestro y, por tanto hábil o experto, contra lo siniestro, destruido equivocado, desastroso.

Como si ser Siniestro Total para una persona tuviera que ser necesariamente negativo, mientras que para un vehículo o una vivienda tras inundación o accidente, es la peor situación.

La zurdería tiene un origen genético y afecta a un porcentaje que ronda en torno al 9-13 % de la población y de una forma casi semejante a hombres y mujeres (algo más los hombres), sin que podamos definir con certeza una incidencia mayor por razas, culturas o países (quizá algo mayor la incidencia en el sur de Asia o Europa).

Lo que lo que ha estado mal visto en múltiples culturas, quizá en la Occidental, ha sido la que ha tenido menos persecución.

Personajes zurdos de la historia que conozcamos han sido desde Aristóteles a Alejandro Magno, Julio Cesar, Leonardo da Vinci, Miguel Ángel, Mozart, Beethoven, Napoleón, Chaplin, Paul Mcarney, Ringo Starr, Benjamín Franklin, Einstein, Stan Lee, Tom Cruise, Kennedy, Obama o Clinton, Maradona, Messi, Nadal y, al parecer, también la Princesa de Asturias, Leonor de Borbón, que ostentará la corona después de su padre, Felipe VI.

Viendo un mundo en el que los asientos, los vehículos, las tijeras, el filo de los cuchillos, los dispositivos de interacción con máquinas, como teclados o ratones, teléfonos inteligentes, están diseñados por y para diestros, parece que esto podría suponer un hándicap en su desarrollo.

Otra cosa es que los circuitos neuronales que gobiernan nuestro sistema nervioso podrían dar una facilidad en el conocimiento a personas que tienen una parte del cerebro dedicadas a la coordinación psico-motora y la otra al lenguaje, dando una visión quizá más global del mundo que nos rodea.

Algunas investigaciones afirman que pese a las dificultades de desarrollo del lenguaje o la escritura, podrían tener una visión más transversal del conocimiento y de la realidad y serían más brillantes que los diestros.

En algunas culturas se ha reprimido esta tendencia por identificarse con el mal, la inmundicia o la perversión, algo a todas luces falso.

Zurdos reconvertidos por mor de la religión o la cultura, o afectados por nuestra forma de escribir de izquierda a derecha en pupitres con brazos para un solo lado, quizá nos deberían hacer pensar si nuestro mundo, por definición, no es inclusivo, y si tendríamos que pedir, como para otras minorías, algún tipo de consideración, reconsideración o plan nacional de acomodación para todo este colectivo, que quizá necesita un reconocimiento expreso y en todo caso tiene todo el derecho al mismo y no solo la celebración de un día mundial, el 13 de agosto.

Publicado por Dr. Alfonso Vidal

Director de las Unidades del Dolor del Hospital LA LUZ (Madrid) y del Hospital SUR (Alcorcón, Madrid). Grupo QUIRÓNSALUD Profesor de Dolor en la Univ. Complutense Madrileña

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