La farmacología es la ciencia que estudia los medicamentos, sus mecanismos de acción, los sitios donde esta se activa y la manera en la que podemos potenciar o reducir sus efectos.

En farmacología, uno de los mecanismos más frecuentes para explicar la acción de los medicamentos, es la interacción sobre receptores específicos.

El ejemplo más clásico para entenderlo es el de la llave y la cerradura.

El medicamento, la llave, actúa en un sitio específico, la cerradura y produce un efecto: permitir que la puerta se abra entrando personas, mercancías, luces o simplemente una corriente de aire.

Cuando esta llave produce el efecto que buscamos le llamamos agonista, es decir, facilita una acción. Es el mecanismo que utilizan los derivados del opio como la morfina, el fentanilo o la oxicodona.

Por contra, hay una serie de sustancias que denominamos antagonistas que lo que hacen es impedir la acción, actuando sobre el mismo receptor. Volviendo al ejemplo, sería un tipo de llave que lo que haría sería candar la puerta.

De igual manera, la llave que sirve para abrir y la que sirve para cerrar tiene un diseño semejante, solo que su manera de actuar muchas veces es girar para un lado o girar para el otro, o simplemente, quedarse enganchada y no moverse.

Ese mecanismo, unirse al receptor y bloquearlo o desactivarlo, es el que explica la acción de sustancias como la naloxona o las benzodiazepinas sobre sus receptores.

Los fármacos no son buenos ni malos de una forma absoluta, sino que depende de la cantidad y el lugar donde actúen puede producir un efecto deseable o indeseable, dependiendo si la cantidad es la adecuada o es mucho o poca dosis la que se administra.

Esto permite interactuar sobre los procesos biológicos y evitar reacciones excesivas o la perpetuación de situaciones indeseables.

Lo mismo sucede en todos los ámbitos de la vida y la salud, hay situaciones o personas favorables a una reacción y otras que no lo son tanto, o francamente están en contra.

La naturaleza es sabia y nos dice que el punto medio es donde suele estar la virtud, con pequeños matices que deben adaptarse y ser flexibles.

Se dice que la naturaleza imita al arte, por la perfección de sus procesos, quizá nosotros deberíamos aprender del arte o de la naturaleza para el desarrollo de nuestras vidas, nuestra salud y nuestra convivencia.

Publicado por Dr. Alfonso Vidal

Director de las Unidades del Dolor del Hospital LA LUZ (Madrid) y del Hospital SUR (Alcorcón, Madrid). Grupo QUIRÓNSALUD Profesor de Dolor en la Univ. Complutense Madrileña

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